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Centros históricos en Iberoamérica

Introducción

Dentro de los procesos de conocimiento y identificación de ciudades y entornos la manifestación de una memoria propia y tradiciones particulares de las mismas dentro de un continente nos pueden aportar grandes datos. En Iberoamérica estas premisas se cumplen directamente ya que se cuenta con una gran riqueza cultural relacionada con la historia urbana y que en definitiva nos puede contar como ha sido el desarrollo a lo largo de la historia de los pueblos allí afincados y llegados.

Cierto es que las tendencias urbanísticas y prácticas desarrolladas en Europa durante el siglo XIX no se comenzaron a ver en Iberoamérica hasta mediados del siglo XX. En cierta medida esto se produce porque la ciudad americana se revela como un elemento socio-político y artístico que nos permite comprender el pasado. Pero en realidad, en ocasiones, todo ello terminó degenerando en una carencia de política urbana de partida y ausencias indispensables para efectuar un análisis del camino a seguir y proponer soluciones.

 

Desarrollo de los centros históricos y problemáticas asociadas

 

Durante los años 50 vemos las principales transformaciones de ciudades en Iberoamérica debido fundamentalmente al importante fenómeno de crecimiento de muchas de ellas. Asociado a este fenómeno de crecimiento se generan ciertos hechos que marcarán las problemáticas posteriores.

Dentro de esos hechos podemos enumerar la gran inmigración campo-ciudad y las mutaciones de los patrones de vida de la gran burguesía, habitantes tradicionales de los centros históricos, de los hasta entonces, centros de ciudad.

Ciertamente estos fenómenos darán lugar a ciertos debates que pondrán en crisis y afloraran ciertas temáticas hasta ahora no planteables. Podemos destacar el caso del debate de destrucción-reconstrucción de las zonas contenedoras de tradición y cultura. Una de las primeras reuniones internacionales referentes al tema tuvo lugar en Quito en 1967 organizada por la OEA (Organización de Estados Americanos) y titulada como “Reunión sobre Conservación y Utilización de Monumentos y Lugares de Interés Histórico y Turístico”. Tras aquel encuentro se concretaron ciertas actitudes con respecto a los nuevos problemas detectados.

Resultado de aquel encuentro en 1974 se crea el Proyecto Regional de Patrimonio Cultural y Desarrollo UNESCO-PNUD. Gracias a ese proyecto hoy más de 20 centros históricos iberoamericanos han sido declarados o propuestos para integrar el patrimonio de la humanidad en la clasificación de UNESCO.

Mediante estas iniciativas se pretende proteger los centros urbanos de las ciudades iberoamericanas que tanto tienen que decirnos a cerca de la historia de sus culturas y de su historia urbana y social.

Durante estos años cuatro ciudades entran a formar parte de las ciudades referente, por su tamaño, a escala mundial. Tal es el caso de Ciudad de México, Rio de Janeiro, Sao Paulo y Buenos Aires, con los problemas que eso conllevaba para los centros históricos. Caso de problemas relacionados con la riqueza, la marginalidad de ciertas áreas urbanas.

Este factor de internacionalización de estas ciudades produce un aumento exponencial del interés sobre el patrimonio inmueble de las mismas y por tanto una necesidad de tener una política con la que afrontar nuevos horizontes.

Las primeras tendencias que se empezaron a abordar fue la de la “petrificación” de ciertos ambientes y entornos urbanos pertenecientes al centro histórico. De esta manera, cara al público, se tendría una “escenografía” donde poder imaginar el conjunto mostrado. Sin embargo, estas falsas identidades tendrían problemas asociados a la falta de adaptabilidad a los nuevos cambios que la ciudad y la propia sociedad podrían ir necesitando, quedando como elementos aislados y completamente en desuso.

En el fondo tal actitud interventora en el patrimonio no es más que la confusión entre el valor de los bienes con lo exótico y decorativo. Estas tendencias serán corregidas hacia un mayor rigor científico y un salvamento arquitectónico y urbano.

Realmente lo interesante a resaltar no es la imagen sino la memoria social de aquellos lugares y la conservación de aquellos espacios que han servido de semilla para el crecimiento de tales ciudades, ahora con caché internacional.

 

Problemática del Patrimonio urbano en los centros históricos

Son varios los elementos a considerar dentro de la problemática del patrimonio urbano a la hora de su análisis o clasificación; la noción de escala que establece categorías, señalando que, si bien algunos centros son de mayor importancia porque ya forman parte de un patrimonio mundial, otros lo son por el espacio que ocupan a nivel regional o por formar parte de un conjunto representativo de una subcultura, como los poblados históricos del norte argentino, repertorio que se ha creado después del Congreso de Preservación del Patrimonio Arquitectónico y Urbanístico Americano de Buenas Aires en 1980.

Los tejidos urbanos en Iberoamérica como en todo el mundo poseen una carga significativa tras ellos. En un inicio, podemos observar la influencia de la tradición europea de la cuadrícula y su orden como paradigma de la belleza. Las calles rectilíneas con fachadas continuas y un entorno semi-rural tras ellas.

Posteriormente la tendencia se acerca hacia el modelo anglosajón de ciudad-jardín. Este modelo transforma por completo los espacios y a consecuencia las relaciones sociales que se producen en ellos. Con este modelo la centralidad del modelo anterior en los centros urbanos empieza a ponerse en crisis.

La contradicción de campo-ciudad se empieza a incrementar. La inserción de zonas verdes produce un aumento “desproporcionado” de las extensiones de los espacios para los cuales el trasporte no está suficientemente y eficientemente adaptado.

Por ello los centros históricos comienzan a ser algo secundario ya que el amanecer de nuevas centralidades en la periferia con sus nuevos centros comerciales y administrativos, zonas de vivienda cotizadas empiezan a ocupar el principal protagonismo a escala urbana.

Los centros históricos y por tanto el papel del patrimonio urbano queda relegado temporalmente de su función vividera y productora de cultura, ya que las principales actividades sociales, durante esa tendencia inicial quedarán destinadas a la periferia.

Literatos como Alejo Carpentier se referirá a esta problemática en escritos suyos donde describe el éxodo de los habitantes del centro histórico “detrás de las luces de la ciudad”.

 

Papel de la arquitectura y nueva utilización de los edificios en los centros históricos

Una vez las trazas urbanas y ciertas influencias sobre el dibujo urbano se asentaron, la arquitectura hizo el resto. La arquitectura marcará en gran medida las tendencias sociales y urbanas. Instrumentos de regulación mediante normas y reglamentos de acuerdo a la acción de técnicos y políticos.

Podemos tomar como caso el del centro histórico de Córdoba (Argentina) donde al trazado original se superpuso una red de pasajes y galerías comerciales duplicando y transformando el espacio de circulación peatonal. En Quito, la Catedral en estilo gótico de hormigón armado ha cambiado también el paisaje urbano colonial.

Sin embargo la política de reutilización de edificios, se trate de monumentos o no, es tema de largos debates. Muchos edificios singulares como conventos, palacios de la moneda, ayuntamientos y casas señoriales suelen destinarse a un siempre nuevo uso de actividad cultural. Sin embargo no puede ser la misma política de reutilización de los edificios con un plan cultural en Ciudad de México, Quito, Buenos Aires, etc. dadas las diferencias de escala.

En muchas ocasiones la política de ocupación de tales inmuebles se guía hacia actividades en relación con negocios y producción de riqueza como hoteles, restaurantes etc.

En definitiva, poco a poco la política que rige la conservación del patrimonio urbano y las actuaciones conforme a la protección del centro histórico en Iberoamérica empiezan a tener una línea más continuista y fundada dada la inversión en la formación de profesionales, personal técnico y especialistas multidisciplinares en cuyas manos caen las actuaciones en dichos campos. Herramientas como la creación de un inventario y la organización de archivos empiezan a ordenar las ideas y proyectos de futuro.

 

Bibliografía a consultar

 

–         Centros históricos América Latina. Ramón Gutiérrez. Escala, Colombia 1990.

 

–         Centros históricos y cultura urbana en América Latina. Emma Scovazzi. Ciudades, 3. 1996.

 

–         La restauración de bienes culturales en los textos normativos: selección, traducción y estudio crítico de documentos normativos internacionales y nacionales. María José Martínez Justicia, Leonardo J. Sánchez-Mesa Martínez. ED. Comares, Granada 2009.